El tabernero me sirve una copa de Antídoto y, de primeras, no me atrevo a echarme para el cuerpo más que una pequeña dosis. Antes de continuar con la ingesta, trato de descifrar el enigma que esconde su nombre acudiendo a la contraetiqueta de su minimalista y enjoyada botella: "Del lat. antidotus: Medicina o sustancia que contrarresta los efectos nocivos de otra. Medicamento contra un veneno". Mientras intento adivinar cuál será el tósigo que trata de neutralizar este noble bebedizo, le atizo algunos apresurados tragos, con la esperanza puesta en que las nefandas consecuencias de aquel no lleguen a hacer acto de presencia.
Antídoto es el nombre con el que fueron bautizados un vino (primero) y una bodega (más tarde) puestos en marcha por Hernando y Sourdais, una pareja de winemakers francoespañola que ha hecho méritos suficientes como para que las autoridades de Atauta levanten un monumento en su honor en medio de la estepa soriana. David Hernando fue director técnico de Atalayas de Golbán de 2004 a 2010 y Bertrand Sourdais fue cofundador y director técnico de Dominio de Atauta desde su creación en el año 2000 hasta 2010, dos bodegas hermanadas que propiciaron un encuentro cuyos mejores y más variados frutos han comenzado a brotar cuando ambos responsables han quedado liberados de sus antiguos compromisos tras un cambio en la propiedad de sendas casas.
Sourdais pertenece a la quinta generación de hacendados del Domaine de Pallus, una bodega situada en Chinon, en pleno valle del Loira, dedicada a extraer lo mejor de la cabernet franc. En su currículo figuran, además, trabajos para Château Nénin en Pomerol, Álvaro Palacios y Santa Rita (Chile), Château Léoville Las Cases y Château Mouton Rothschild. Por si todo esto fuera poco, en la actualidad trabaja codo con codo junto a su esposa, Olga Escudero, en un nuevo proyecto de vinos de finca: Dominio de Es.
El objetivo de Hernando y Sourdais es prorrogar una labor dedicada durante años a producir los vinos más heterodoxos de la Ribera del Duero. El valle de Atauta forma parte del tercio más oriental de la citada denominación de origen y está fuertemente condicionado por un clima continental con influencia montañosa, caracterizado por inviernos fríos y secos, acompañados de nieve; primaveras tardías con temperaturas bajas y con una pluviometría abundante; veranos secos y cálidos, con noches relativamente frescas; y otoños de temperaturas bastante bajas.
El caldo de cultivo de la bien avenida sociedad creada en 2010 está formado por muchas y pequeñas parcelas de centenarias viñas prefiloxéricas situadas a unos mil metros de altitud, sometidas a un exhaustivo control de los rendimientos siguiendo los parámetros de la viticultura ecológica. En las flamantes bodegas Antídoto se da prioridad a las maceraciones sobre las extracciones, envejeciendo los caldos en barricas bordelesas de segundo o tercer uso con la sana intención de que la madera no se sobreponga a la expresión de la fruta.
En cuanto a los resultados, en su primera toma de contacto una de las tríadas de elmundovino.com, compuesta por Jens Riis, Víctor de la Serna y Ernestina Velasco, echó por tierra las pretensiones de los productores: "Aquí hay mucha fruta roja y negra vigorosa, un tanto escondida por una madera con recuerdos de serrín. Esperemos que se libere pronto de ella y se imponga su buena materia. Conviene esperarlo". Unos meses más tarde, De la Serna añadía su punto de vista de manera individual, corrigiendo ligeramente la percepción inicial: "Aromático, con tanta fruta negra (arándanos) como roja (grosellas, guindas). Algo marcado aún por el roble. Tánico, sabroso, muy buena acidez. Moderadamente largo final".
En su habitual tono de charanga y pandereta, David de Jorge redunda en lo ya apuntado: "Otro vino para sacarle chispas en época estival. Antídoto contra el calor, el aburrimiento y la tristeza. Un ribera soriano, muy ribera en nariz, con buena intensidad, con mucha fruta roja y negra, tostados y especias en su justa medida. Cuando lo bebes es voluptuoso pero fresco, pasa tope fluido y da un regustín del copón, con mucho peso de la fruta, y un recorrido largo y atractivo. Para pimplárselo en menos de lo que canta un gallo".
Tonterías aparte, conviene rescatar que se trata de un ribera muy ribera, complaciente con el catador pero con mucho margen de mejora para sus prestaciones.
Antídoto
2011
Tinto fino
11 meses en barrica
14,5% alcohol
DO Ribera del Duero
Viticultura y Vinificación: Hernando y Sourdais, San Esteban de Gormaz, Soria, Castilla y León, España
Embotellado: Bodegas Valhondo, Vadocondes, Burgos, Castilla y León, España