La (pen)última ocurrencia de Fernando Toribio es la puesta en circulación de Mu, un caldo nacido para ocupar con dignidad el nicho de mercado que queda libre entre los vinos de mesa más peleones y los tintos jóvenes para cuya adquisición hace falta largar al menos un billete. El enólogo y propietario de Bodegas Toribio, cuyas creaciones para las etiquetas Viña Puebla y Pago Los Balancines lo han convertido en el bodeguero mejor valorado de Extremadura, busca mantener con su flamante criatura el (altísimo) nivel del resto de su catálogo, guiado por la mirífica intención de que el (bajo) precio de venta al público no suponga, en ningún caso, la más mínima merma en las cualidades del producto final.
De momento, su apuesta ya ha calado entre algunos de los altavoces con más ascendiente de la crítica especializada, lo que ha supuesto, por ejemplo, que Juan Fernández-Cuesta haya incluido a Mu entre los once vinos que dibujan, según él, lo que será el mapa vitivinícola español en 2014. Desde su página semanal en ABC, este hijo del tardofranquismo despachaba hace unos días con un puñado de generalidades el novedoso bebercio extremeño: "Vive envuelto por la honestidad y se comporta fácil en boca, bien hecho, con suficiente equilibrio, vivo". Sea, pero conste en acta que semejante nadería valdría lo mismo para un roto que para un descosido.
Mejor nos dedicamos a ir al grano, en este caso mezcla de tempranillo y de macabeo, y nos dejamos de ambiguos circunloquios. Lo dicho: este vino joven que acabo de estrenar en la taberna está elaborado, al cincuenta por ciento, con uva tinta y uva blanca, lo que le confiere una extraordinaria cualidad: huele a vino blanco pero sabe a vino tinto. La propia bodega define su aspecto como "violeta intenso" y asegura que a la nariz del catador acuden "aromas a frutos rojos y blancos" que aportan intensidad, expresividad y "sensación de frescor"; para el paladar, promete "fruta fresca" y un corolario de epítetos todoterreno perfectamente aplicables a un gran reserva: "Vivo, intenso, gustoso, largo y redondo". A mí, sin embargo, me parece ligero, y entiendo que esa es la mayor virtud de un vino nacido para justificar el devaluado binomio calidad-precio. Como sostiene el ínclito Fernández-Cuesta, "para irse de chateo siempre merecerá la pena".
Mu
2013
Tempranillo y Macabeo
13,5% alcohol
Vino de la Tierra de Extremadura
Bodegas Toribio, Puebla de Sancho Pérez, Badajoz, Extremadura, España