28.1.14

Ebeia Roble 2012

El que hoy puede presumir de ser el emporio con mayor cantidad de viñedo propio de Rioja comenzó su andadura en Oyón (Álava) el año 1861 como elaborador de vinos a granel que se nutrían de las cepas familiares. El Grupo Faustino, dueño en la actualidad de siete bodegas (Faustino, Campillo y Marqués de Vitoria en Rioja, Valcarlos en Navarra, Leganza en La Mancha y Portia en Ribera del Duero, además de las Victorianas, productoras de vino de mesa), tuvo en Eleuterio Martínez Arzok a su primer impulsor y en su vástago Faustino Martínez Pérez de Albéniz (que prestó su nombre al conglomerado) al primer embotellador de la familia. Pero el paso definitivo para la consolidación del grupo lo dio en 1957 el nieto del fundador, Julio Faustino Martínez, cuyo penúltimo capricho (el último ha sido un lío de faldas con su secretaria y el despido fulminante de sus hijos) se llama Portia, una bodega con nombre de luna (la que preside sus etiquetas) y de araña.


Según Kefyn Catley, aracnólogo en el Museo Americano de Historia Natural, portia es la "araña de apariencia más extraña": algo así como "un cruce entre el Monstruo de la Laguna Negra y un extraterrestre". Y, pese a que desde dentro se recalca que la Portia que aquí nos ocupa debe su nombre a uno de los satélites de Urano (que a su vez lo tomó prestado de una de las protagonistas del shakespeariano El mercader de Venecia), más bien un bicho con patas es lo que parece la megabodega homónima diseñada por Norman Foster y enclavada en plena Ribera del Duero: una aparatosa obra de ingeniería donde van a parar los frutos de las 160 hectáreas de tinta del país plantadas en los años 90 por el equipo del enólogo Raúl Quemada del Río en las zonas de Roa, Gumiel de Izán, Villanueva y Gumiel de Mercado. Los 12.500 metros de hormigón, madera, acero y vidrio amalgamados por el endiosado arquitecto británico se reparten entre tres plantas araneomorfas cuyos brazos corresponden a las distintas zonas de elaboración, fermentación y crianza del vino, y un corazón central, sobre el que se encuentra la tolva receptora de las uvas recolectadas, que actúa como centro de operaciones de un complejo al que los lugareños se refieren, llanamente, como el ovni.


En su interior se alojan las barricas de roble americano en las que se hace adulto el atapuerquense benjamín de la casa, Ebeia, un tinto justo de crianza elaborado íntegramente con tempranillo al que oficialmente se describe con comodines ordinarios ("de color rojo cereza picota con tonos púrpura, limpio y brillante") y para cuyo paso por boca tampoco se pone demasiado en juego: "Es fresco y sabroso, de agradable tanino y buena acidez. Recuerdos balsámicos y frutales, postgusto largo y con notas torrefactas". Todo ello indiscutible tras el par de copas tomadas en la taberna, teniendo en cuenta que tales epítetos caracterizan a un ejemplar al que algún despistado le ha descubierto matices de "mostrador de carnicería" pero que, merced a su dignísimo precio, se ha convertido en uno de los verdaderos supervinos (esto es: buenos, bonitos y baratos) de España.


Ebeia Roble

2012

Tempranillo

4 meses en barrica de roble americano

13,5% alcohol

DO Ribera del Duero

Bodegas Portia, Gumiel de Izán, Burgos, Castilla y León, España