4.4.14

Amontillado Tradición

A fuer de ser sincero, frente a un amontillado yo diría lo contrario de aquello que cantaban Los Chunguitos: 'Si me das a elegir entre tú y la belleza, me quedo con la belleza'; aunque sea por joder la marrana. Por ejemplo (y por no salirnos del tema), con El barril de amontillado, aquel negrísimo, irónico y sádico relato de suspense escrito por Edgar Allan Poe que escondía al inefable vino generoso como protagonista en la sombra de su trama. A decir verdad, cuando se trata de pequeñas dosis prefiero la literatura de misterio a la complejidad enológica, qué le voy a hacer. Pero cada cosa tiene su momento y hoy he aparcado mis preferencias para dejarme seducir en la taberna por el Amontillado de Bodegas Tradición. Palabras mayores.


Sostiene el tándem Girón-Barquín, que en su momento investigó la idiosincrasia del marco jerezano, que los amontillados son "difíciles y hondos, para la tradición vinícola andaluza serían algo así como lo que la siguiriya o la soleá para el cante flamenco"; y a mí no se me ocurre mejor símil para meterle mano al asunto. Oficialmente, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry define así su elaboración y crianza: "Procedente de la fermentación completa de mostos de uva palomino, el amontillado es un vino singular, fruto de la fusión de dos tipos de crianza, la biológica y la oxidativa [...]. Su particular proceso de crianza comienza, como en el caso de los finos y manzanillas, con una fase inicial bajo velo de flor; a lo largo de los primeros años en las criaderas el vino adquiere notas punzantes y acentúa su paladar seco. A partir de un determinado momento, la desaparición de la flor provoca una segunda fase de crianza oxidativa, que oscurecerá paulatinamente el vino y lo dotará de concentración y complejidad". Eso, en (muy) resumidas cuentas, porque, como recuerdan Álvaro Girón y Jesús Barquín, "a todo ello se le pueden sumar otros factores muy relevantes, como son las características de la solera fundacional y la trayectoria histórica del vino en cuestión, la gestión de capataces y enólogos de las criaderas y soleras de amontillado, el microclima de la localidad y del edificio bodeguero y, cómo no, la selección de manzanillas y finos procedentes de mostos de reconocida calidad".

En el caso que nos ocupa, conviene saber que Bodegas Tradición es una joven empresa fundada en 1998, dedicada exclusivamente a la crianza y envejecimiento de vinos calificados por el Consejo Regulador como VOS (Vinum Optimum Signatum o, en inglés, Very Old Sherry: vino calificado como bueno de más de 20 años) y VORS (Vinum Optimum Rare Signatum o Very Old Rare Sherry: vino calificado como extraordinariamente bueno de más de 30 años). Aunque relativamente reciente, su puesta en marcha responde a la ilusión por continuar la legendaria tarea que un antepasado de los actuales mandamases, Pedro Alonso Cabeza de Aranda y Zarco, comenzó en 1653 creando C Z, registrada en los libros como la primera marca del Jerez comercial.


Amontillado Tradición es un vino generoso con una vejez superior a los cuarenta y tres años, fruto del ensamblaje de una selección de soleras de Jerez, El Puerto de Santa María y Sanlúcar. A saber: una de la familia Delgado Zuleta, otra de Croft (procedente de Alfred Gilbey, del siglo XIX, de Bobadilla), y otra de las bodegas Osborne (del siglo XIX). Con ello se consigue, según mantiene la propia bodega, "expresar el equilibrio entre los amontillados más delicados y elegantes (Sanlúcar) y los más potentes y profundos (Jerez y El Puerto)". Su crianza tiene lugar en botas de roble americano por el milagroso sistema de soleras y criaderas, con una primera fase de seis a ocho años bajo velo de flor y una segunda fase oxidativa de más de treinta años.

Para referirse a este añejo y prestigioso caldo, Luis Gutiérrez fue capaz de arrejuntar en agosto de 2013 unas cuantas obviedades recogidas en la nota de cata  publicada por The Wine Advocate en su número 208: "The NV Tradicion Amontillado VORS, certainly has the more complex and subtle nose of all these VORS and is on average 45 years old. It has a very clean nose, with elegance and complexity, powerful but subtle notes of hazelnuts, honey and even some dates. The medium-bodied palate shows a sharp wine with strong salinity, it has the power and the lightness, in a very difficult combination". Los que no os lleváis bien con las lenguas infieles, tranquilos: nada se dice en la parrafada anterior que no aparezca citado en cualquier manual de vinos de Jerez: limpieza, elegancia, complejidad, avellana, miel y bla, bla, bla; más una perla de cosecha propia: complicadísima combinación de poder y ligereza; y arsa y olé, si lo que buscamos es ponernos folclóricos.

Más descriptiva, aunque tan atropellada como de costumbre, es la reseña que puede leerse en la última Guía Peñín: "Color yodo, borde ambarino. Aroma acetaldehído, salino, ebanistería, frutos secos, especiado. Boca potente, sabroso, matices de solera, especiado, equilibrado". O sea, otro rosario de topicazos para los que no parece necesario haber estudiado mucho. Sea como fuere, entre lo uno y lo otro queda (más o menos) claro cómo se ve, se huele y se degusta desde las alturas mediáticas una copita de Amontillado Tradición, un vino por el que (sin que sirva de precedente) merece la pena aflojar la billetada que cuesta.


Amontillado Tradición

Palomino

43 años en botas de roble americano

19,5% alcohol

DO Jerez-Xérès-Sherry

Bodegas Tradición, Jerez de la Frontera, Cádiz, Andalucía, España