2.4.14

El güisqui de Mogwai

Desconozco a quién diablos se le ocurrió la peregrina idea de identificar el colmo de la felicidad con un niño con zapatos nuevos, pero en un día como hoy tampoco me voy a devanar los sesos tratando de averiguarlo. Ahora sé lo que es sentirse como un niño con zapatos nuevos, y con eso basta. El tabernero me ha regalado una de las 324 botellas de RockAct81w (no me preguntéis cómo la ha conseguido), un bebercio que esconde una particular (intra)historia y que pasará a ocupar un lugar privilegiado entre los más exclusivos fetiches de mi bodega particular.


Se trata de un güisqui escocés de barrica procedente de Speyside, la ribera del río homónimo en la que se concentra la mayor proporción de destilerías de toda Escocia, a la que pertenecen etiquetas tan veneradas en nuestro país como Cardhu, Glenrothes o Macallan. El 57,1% de su contenido es alcohol destilado en las instalaciones de Glenallachie en septiembre de 2004 y el ambarino fluido en el que se ha transformado a lo largo de esta última década fue embotellado por The Creative Whisky Company en enero de 2014 con una excusa muy especial: se hizo coincidir con la salida al mercado de 'Rave Tapes', el último disco de Mogwai, la banda escocesa de cuya obra maestra, 'Rock Action' (2001), toma prestado su nombre.

RockAct81w y 'Rave Tapes' comparten, por tanto, diseño gráfico y potencia, aunque esta última coincidencia se haga notar con mayor discreción. El flamante álbum de la banda más representativa de aquello que el crítico Simon Reynolds bautizó como post-rock ha sido definido por Albert Fernández (Blisstopic) como "un cancionero adictivo, susceptible de ser inyectado, esnifado y lamido", un trabajo en el que, según Lucas Garófalo (los inRocks), Mogwai "no hace más que perfeccionarse. Ese es el capital del grupo, e incluso hoy, en un nuevo intento por no quedarse parados en el mismo lugar, con las guitarras en segundo plano y los sintetizadores pasando definitivamente al frente, con la tímida intención de agregar algunas voces (sampleadas y reales), el juego sigue siendo el mismo: hacernos flotar en un mar de sonidos saturados, distorsión y melodías melancólicas".


Mogwai es una de mis bandas favoritas, y la mezcla de friki y santo bebedor en la que el tiempo me ha convertido no termina de entender cómo el tabernero se ha hecho con un producto (el güisqui) rubricado por los miembros del quinteto de Glasgow que solo se pudo adquirir a través de internet, por un limitadísimo tiempo y al precio de 55 libras esterlinas (alrededor de 66 euros), aunque me temo que el estraperlo y los sobrecostes habrán tenido algo que ver en la operación. Sobra decir que ni ha confesado ni confesará. Eso sí, para aplacar mi curiosidad ha reproducido en el televisor de la taberna la grabación de una intervención de Mogwai en 'Other Voices', un programa de la irlandesa RTÉ Two en la que tocaron en directo 'Master Card', una sobresaliente pieza incluida en 'Rave Tapes' en la que Albert Fernández ha descubierto "la confianza para tomarnos la vida a la ligera, y aún así con tono grave". Brindemos por ella.