27.3.14

Ni mucha ni poca sangre de Cristo

Mientras leía hoy en mi rinconcito tabernario el último de los Cuadernos de eldiario.es, tratando de asimilar todo lo bueno, regular y malo que está pasando en el seno de la Iglesia católica desde que Bergoglio está al frente, he recordado las estadísticas publicadas hará cosa de un mes por el Wine Institute de California según las cuales el Vaticano es el país con mayor consumo per cápita de vino, a razón de unos 74 litros por habitante y año; y su tratamiento en la prensa internacional, que denunciaba tal circunstancia como si de un sacrilegio se tratase.


Resulta comprensible que la primera reacción de cualquier descreído ante la exorbitante cifra sea poner el grito en el cielo; y que a continuación se caiga en la tentación de darle a la máquina de fabricar chistes fáciles a costa de la sangre de Cristo. Pero en España tenemos la suerte de contar con el profe Josu Mezo, que se afana con incisiva regularidad en sacar los colores desde su blog Malaprensa a las rutinarias desidias mediáticas con las que nos desayunamos a diario en esta nuestra península histérica.

Atiéndase a sus razones, que, pese a parecer redactadas por Pero Grullo, fueron pasadas por alto por los adalides patrios del cortaypega:

"¿Y qué pasa con la población del Vaticano? Pues que oficialmente, los residentes son algo más de 800. Pero atención: hay una doble población flotante. Por un lado, personas que residen en Italia pero trabajan en el Vaticano, y que parece que son entre dos y tres mil (entre tres y cinco veces la población residente). Tal vez muchos de ellos comen a diario en el Vaticano. Y todos ellos tienen acceso a comprar en el supermercado del Vaticano, donde productos como el alcohol y el tabaco son mucho más baratos que en Italia, porque los impuestos son mucho más bajos.
Y hay otra población flotante: los turistas. Muchos miles visitan cada día la Plaza y la Basílica de San Pedro, donde la venta de comida y bebida es poca o inexistente. Pero además, hay una media de 12.000 visitantes diarios (15 veces la población residente) a los Museos Vaticanos, donde sí hay varios establecimientos de comida y bebida.
En definitiva, si hay un lugar en el mundo donde cualquier estadística 'per cápita' es poco fiable, ese es el Vaticano. Ni el consumo de vino, ni el de agua, ni el de electricidad, ni de casi ninguna otra cosa, tendrá una proporción normal con su población residente, ya que la población flotante, entre trabajadores y turistas, es casi veinte veces mayor. De hecho, por la misma razón, el Vaticano tiene otro récord divertido: el de criminalidad. Los carteristas suelen hacer de las suyas en la Plaza de San Pedro, provocando unos cientos de denuncias cada año... Pocas, para los millones de visitantes. Pero muchísimas, para los 800 residentes, dando lugar, algunos años, a una tasa de criminalidad de 1,3 delitos por habitante. La más alta del mundo".

La lección es de primero de Periodismo, aunque pocos juntaletras la recuerden y ningún político la quiera (re)conocer.