A los visitantes interesados en conocer el devenir de la flamante bodega extremeña n1 Gourmet, su página web les lanza una solemne advertencia que yo percibo como simple vanagloria genealógica mal acentuada ("Para saber quienes somos, tenemos que saber de donde venimos"), a la que sucede una novelesca retahía (corta)pegada de otro alojamiento digital doméstico:
"Desde su infancia, Thomas Reynolds se sintió atraído por el mar y soñaba con viajar en los grandes navíos de guerra que veía con frecuencia en el puerto de Farleigh. En dicho puerto, sus padres tenían un comercio para suministrar víveres y vino de Oporto a la Armada Británica. Thomas Reynolds continuó con el comercio familiar, llegando a desarrollar un importante negocio con la venta de efectos navales a los barcos de la Armada Británica, destacando la venta de vino de Oporto, que importaban directamente de una bodega portuguesa a partir de 1820. En 1825, la familia Reynolds-Hunter viajó a Portugal, para establecerse en Oporto, donde fundaron una Compañía de vinos llamada 'Thomas Reynolds & Company Ltd.' A partir de entonces utilizaron sus propios almacenes de Oporto para enviar el apreciado vino, y otros productos a su comercio de Londres. Thomas y sus hermanos Robert y William comenzaron a comerciar con el corcho, y a viajar hacia el sur de Portugal, buscando tapones para las botellas, y del Alentejo portugués pasaron a España. Esta filosofía de vida y trabajo en torno al vino se fue extendiendo a lo largo de los años, heredándose de generación en generación y convirtiéndose en una referencia en la zona del Alentejo portugués para ampliarse posteriormente a tierras españolas".
Aunque no encuentro la conexión por ningún rincón de la web, supongo que los jóvenes emprendedores que ahora han resucitado la pasión vitivinícola de la familia son descendientes de los Reynolds de toda la vida; al menos, de aquella rama que se asentó en Portugal antes de establecerse definitivamente en España, donde hoy han elegido la extremeña Tierra de Barros para seleccionar la uva con la que producir unos caldos modernos pero impersonales que lo fían (casi) todo al mercado exterior: su "punto de mira" está orientado a países como EEUU, Canadá, Brasil, Rusia, China, Japón o Corea del Sur, según confiesan ellos mismos. Y parece lógico que así sea, pues se me antoja que les va a costar mucho llegar a ser profetas en su tierra (de adopción, se entiende), ya que sus creaciones adolecen de todos y cada uno de los males que aquejan a los vinos parejos producidos en su área de influencia.
Hoy he catado en la taberna su Blanco Macabeo, un aguachirle cuasi incoloro y lamentablemente insípido que el departamento de mercadotecnia de la bodega malvende como un "vino muy pálido de color amarillo pajizo con tonalidades verdosas", aunque desafío a cualquiera que se someta al mal trago de echárselo para el cuerpo a descubrir en él esos matices. Igualmente exagerado parece el juicio olfativo de la ficha de cata corporativa: "Tiene una nariz potente, con aromas frutales donde podemos destacar manzanas maduras con toques de piña", nos dicen, y, aunque no merece la pena picotear en el mercado frutícola para dar con los aromas que desprende este blanco joven, créeme si te digo que la potencia nasal referida no se desprende del caldo por más vueltas que se le den a la copa. Mas lo hasta ahora relatado resulta insignificante comparado con lo que se nos cuenta acerca de su tránsito bucal: "Bien estructurado en boca presenta una acidez bien integrada que le da frescura. Es untuoso y largo, quedando al final un recuerdo frutal muy agradable"; todo lo cual es una auténtica tomadura de pelo, pues se trata de un vino sin estructura, ligero, corto e intrascendente, que será tan fresco como lo permita el refrigerador que sufra su presencia, pero no más.
Desde la casa madre se nos aconseja maridar el engendro con "pescados, mariscos, embutidos y verduras", aunque lo verdaderamente recomendable sería acompañar esas viandas con cualquier otro vino digno de ser así llamado. De hecho, si me invitaran de nuevo a beber este n1 Blanco Macabeo, lo rechazaría con la misma serenidad que Bartleby, el escribiente de Melville, daba largas a los requerimientos de su patrón: "Preferiría no hacerlo".
Desde la casa madre se nos aconseja maridar el engendro con "pescados, mariscos, embutidos y verduras", aunque lo verdaderamente recomendable sería acompañar esas viandas con cualquier otro vino digno de ser así llamado. De hecho, si me invitaran de nuevo a beber este n1 Blanco Macabeo, lo rechazaría con la misma serenidad que Bartleby, el escribiente de Melville, daba largas a los requerimientos de su patrón: "Preferiría no hacerlo".
n1 Blanco Macabeo
2012
Macabeo
12% alcohol
DO Ribera del Guadiana
Bodegas N1 Gourmet, Badajoz, Extremadura, España